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lunes, 19 de marzo de 2012

Marginales en un bus



El marginal es aquel ser que actúa fuera de las normas sociales establecidas.


El bus se detuvo ante mí, decidí introducirme en aquella extraña atmósfera que desde afuera generaba repulsión inmediata, bastaron tres pasos para saber que debía regresar, ya era tarde, el bus acababa de arrancar conmigo adentro, sentado y rodeado de extraños seres que definían su apariencia entre estudiantes o simples marginales obligados a portar un uniforme escolar.

Cada palabra perdía validez, las comparaciones carecían de sentido, cada gesto iba acompañado de una exageración que estuvo presente durante unos largos minutos, la vulgaridad no podía faltar, escuchaba canciones vallenatas mezcladas entre sonidos de reggaetón, tan callejero y de poca arte que alimentaba mi intención de lanzarme a la suerte del camino, sin duda no existió peor tortura que ese corto momento.

Espero no exagerar al decirlo, no podemos avanzar ­y, creo, tampoco amar todo del mundo que nos ha tocado ocupar momentáneamente. Estando allí miraba el reloj tantas veces como pude y esperaba llegar pronto al final del destino, o mejor aún, que todo este grupo se fuera de allí antes de tiempo. 

Un joven guindaba como llavero estudiantil en la entrada del auto, algunos otros al final del bus sonaban sus canciones favoritas y las cantaban con ínfulas de innovación, mientras que una de las muchachas, sentada tras de mi jugaba a la interesante tocando mi cabello y haciéndome virar molesto para observar su marginal atuendo con uniforme azul y cabello despeinado, a su lado otra joven en parecidas condiciones y con una risa que transmitía burla hacia mí.

Por suerte no me encontraba solo, una señora y un niño con ticket en mano también fueron víctimas en el desagradable lugar, la señora mostraba una cara de susto, supongo que pensaba en el futuro que nos espera, cualquiera piensa en el fin, viendo gente así en un simple bus, el niño si se veía menos preocupado, solo detallaba el camino para recordar el momento en que debía bajarse, entregar su pasaje y abandonar la zona que quizás ni detecto desfavorable. El conductor se veía calmado, será porque a diario pasar por esta situación sea común a su vista, también puede ser muy normal ver a un músico, a una bailarina, a un joven deportista, o a estudiantes decentes, no es mucho lo que se ha perdido, pero si las cosas siguen así, yo dudo que nos salvemos.

La delincuencia y los malos hábitos comienzan con lo marginal, estos seres nunca se terminan de levantar porque ven todo fuera de lugar, la mayoría no son seres pensantes, no miran la diferencia entre lo bueno o lo malo, nunca miden las consecuencias de sus actos, su hábitat natural gira en torno a la violencia, algunos quieren progresar, pero la mancha de su ambiente no los deja.

Cada quien tiene libertad para actuar, a lo mejor alguno de ellos termine reflexionando o criando bebes a temprana edad, la educación debe mejorar, los hogares deben crear pensamiento y los jóvenes ocuparse en mejores cosas.

Los “marginales” son la exageración hecha realidad, en poco tiempo demostré lo desubicados que estos seres son, me bastó con estar dos minutos en su extraña atmósfera, un ambiente donde las palabras no tienen forma, donde el inteligente es el “marginal” del grupo y donde la vulgaridad es un estilo de vida, no hace falta decir tantas cosas, muchos quizás han pasado por lo mismo, tenía que escribir sobre esto, porque eso que vemos a diario es Venezuela, una sociedad que no quiere pensar, fácil de engañar y estúpida al hablar.

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