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martes, 6 de marzo de 2012

La tercera resignación de Gabo


Esta tarde, pensando todo esto frente a un simple computador y sin más que decir, solo imaginar que algún día escribiré algo tan bueno como para considerarlo un ejemplo, apenas tengo 18 años y todavía sin saber muy bien quién soy, ni qué coño hago aquí, tengo la impresión de que el mundo ahora está peor que nunca o solamente estamos en una situación en la cual pasan tantas cosas que es imposible limitarse a observar solo una, en parte esto es un beneficio para mí ya que estudio periodismo y la multiplicidad de hechos me llenan los días de ideas, quizás sea uno de los pocos que se dé cuenta de ello, para aprender a escribir debemos leer, pero sobretodo, debemos escribir, pero hay que saber que se escribe, simplemente no se puede hablar de algo sin estar claro sobre lo que se dice, precisamente hoy, leyendo un cuento del célebre Gabriel García Márquez, sentado en un bus me surgió la idea de escribir algo sobre él, aprovechando que hoy celebra 85 años de vida. Don Gabo, como cariñosamente le dicen sus amigos y admiradores, no sólo forma parte de la selección de escritores más interesantes e importantes de toda nuestra América del Sur, sino que también se ha consagrado como uno de los novelistas más influyentes en el ámbito de la literatura universal. Generaciones de escritores y lectores de todo el mundo se deslumbraron con los portentos que acontecen en Macondo, aquella mágica ciudad donde habitan los Buendía, la familia de Cien años de soledad.

“La tercera resignación”, así se llama el famoso cuento que hoy leí camino a la universidad sentado en un bus y arropado por el calor de la mañana, de inmediato recordé que este cuento lo inició todo, precisamente forma parte de la primera publicación de Gabo , por allá en 1944 en el diario “El Espectador “ de Bogotá, apenas Gabriel contaba con 19 años, de inmediato recordé la impresión  que hace unos días  experimente al saber que una de mis crónicas fue publicada en un pequeño diario de mi región, simplemente es un pequeño paso dentro de mi oficio, pero algún día puede ser recordado como un gran logro, para ejercer bien el arte de escribir, simplemente hay que atreverse.

Hace un tiempo ya García Marquez  expreso no poder seguir escribiendo, su último libro “Vivir para contarla”, da un reflejo de lo que fue su vida y de cómo decidió ser escritor, el momento llega y la reflexión no se hace esperar, cuando se está seguro de uno mismo no hay nada que detenga la voluntad del ser, Gabo nos deja múltiples obras que representan la realidad viva de un ser y que genera esa curiosidad al leer que muy pocos logran, sin duda hay que agradecerle todo a un escritor que simplemente supo observar, contar, vivir y escribir sus relatos con una exquisitez única; creo que para escribir necesitamos una inmensa  soledad, para encontrar ese espacio mental que logra recrear los momentos que en nuestra mente intenta explicar. Como dice  Gabo “explicarse a si mismo lo que no se puede explicar”.

Debemos saber captar el momento preciso y ser muy observadores con nuestro entorno, es algo que aplico a modo de aprendizaje del Gabo, al final los recuerdos son los que valen, son los que te salvan, los apuntes me ayudan a recordar y los recuerdos son los que me salvan al estudiar, pregunto: ¿de qué vale copiar y copiar si no prestas atención en la explicación o expresión del profesor?, o de la persona que te está contando el hecho que vivió, aprendamos y apliquemos y siempre nos irá bien.

Ahora bien, finalmente les digo, si no han leído a este escritor, les recomiendo sin duda cualquiera de sus obras, que incluso gran parte de ellas han llegado al cine, y de hecho hoy me enteré que una de ellas pronto estará en la gran pantalla, comiencen “La memoria de mis putas tristes”, el Gabo tiene un estilo único en todas sus obras, algún día, quizás lleguen a pensar en La tercera resignación de Gabo, todo comenzó con un cuento, hasta lo que hoy en día significa este artista de las letras para el mundo, como diría mi profesora de periodismo en segundo año, “escribe como los ángeles”, en respuesta a eso yo pienso que para escribir como los ángeles, hay que leer a los Dioses, allí lo tienen. Y deseo que este genio llegue a los cien años, y no de soledad, sino de pura magia. 

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