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lunes, 4 de noviembre de 2013

Las luces no se apagaron

Recuerdo mi primer día de clases en la ULA, me sentía pequeño ante aquel nuevo mundo en el que comenzaba a navegar, mis únicos amigos eran un lápiz y un cuaderno, cómplices de mis primeros miedos en el aula y las batallas que debía emprender cada día para subir a bordo del transporte universitario y llegar a tiempo al salón de clases.

Ya habían transcurrido casi 3 años desde aquel primer momento. Eran las 7y20 de la mañana, y apenas el sol empezaba a resplandecer desde el este de la ciudad, ese día el bus llegó puntual como siempre, una orda de estudiantes se abalanzó sobre él, en su interior buscaban desesperados un puesto que ocupar.

Aquel escenario no se vivía desde hace 3 meses cuando las clases se paralizaron en casi todas las universidades del país, entonces la Universidad de los Andes en Trujillo, había suspendido el servicio de transporte estudiantil. Diez días atrás la Asociación de federaciones de profesores universitarios de Venezuela (Fapuv), anunció el cese del paro que llevaba meses en boga, por lo tanto las autoridades de la ULA se pronunciaron a favor de la medida, y en solo una semana estudiantes y académicos volvían a las aulas.

La ruta universitaria normalmente tarda entre 30 o 40 minutos en llegar, por lo general se llena de personas que van sentadas y de pie, mas por las mañanas, cuando las actividades académicas cobran vida.

Ese día volvía a mi rutina, me sentía feliz y con muchas expectativas, como el primer momento, solo que esta vez venia de unas obligadas vacaciones, que generaron la extensión del año académico para los estudiantes que pensábamos culminar pronto el ciclo actual de materias.

También habían novedades en el comedor universitario, ya que por esa semana se modificaría la empresa proveedora de servicio, igualmente el paro también afectó está área, ya que se presentaron pérdidas económicas por el largo tiempo en que la universidad estuvo inactiva, y por ello la empresa renunció al contrato que mantenía con la ULA  desde hace años. Las autoridades se vieron obligadas a solucionar este problema rápidamente, y en una semana el servicio estaría activo, en manos de un nuevo proveedor.

Ya de regreso a mi casa iba de nuevo en el bus, la luz del sol está vez se ocultaba hacia el oeste, sabía que habían sido muchos días en los que miles de estudiantes nos mantuvimos alejados de las aulas, pero no de la lucha ni del saber. Con el tiempo asumes un compromiso y las luces nunca se apagan.

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